Cuando tenemos varias actividades o compromisos que debemos de cumplir en un tiempo determinado durante el día, no nos percatamos que tenemos que decidir por dónde empezar a realizarlos, ya que para todo decimos “Sí”, pero no para cuando lo haremos; entonces, ¿qué hacer primero y qué después?, ¿atrasamos unas actividades o decidimos no realizarlas?
Pues iniciemos por el principio… haciendo un ALTO y deteniéndonos a pensar QUÉ necesitamos hacer exactamente: ¿qué vamos a lograr con esto?, ¿qué beneficios obtenemos?, ¿vamos a impactar a alguien?, ¿qué valor generamos realizándolo?, ¿qué consecuencia sucede al no hacer esta tarea?, ¿quién más se beneficia con nuestra actividad? Todo lo anterior, es necesario para poder realizar un análisis y tomar una decisión sobre QUÉ hacer.
Primeramente, debemos de enlistar todas las actividades que tenemos en nuestra cabeza, para poder dimensionar la cantidad de cosas que son, y que tenemos que llevar a cabo. Una vez enlistados, debemos de analizar cada una de ellas; ya que éstas pueden desencadenarse en actividades previas o secuenciales, dejando de ser una sola. He aquí la importancia de enlistar y analizar las actividades.
Posteriormente, debemos de considerar qué prioridad tiene en nuestra vida cotidiana, porque no es lo mismo pagar el recibo de la luz, que pasar a hacer el súper o visitar a algún amigo. Definitivamente, una actividad tiene más prioridad que otras. Con esto, podemos determinar la prioridad que deberíamos de tomar al realizarlas.
Además de la prioridad, es importante analizar el tiempo que lleva realizar estas actividades; ya que unas no requieren inversión de tiempo, a diferencia de otras; y a veces, pensamos que porque se llevan mucho tiempo, son las mayor prioridad, y no es así. También, tenemos la posibilidad de aprovechar los tiempos, ya que si son actividades de estar en el coche, podemos analizar las rutas y agrupar algunas tareas, siempre y cuando sean prioritarias.
Y por último, tenemos que determinar quién realizará estas actividades, ya que no es posible hacerlo todo nosotros. Si podemos pedir ayuda, ¡mejor!, puede ser que esa persona tenga más experiencia o pueda desempeñarlo mejor que nosotros, y su tiempo invertido sea mínimo.
Con esto, podemos lograr nuestros compromisos en el menor tiempo y esfuerzo posible, enfocándonos en lo que realmente es prioritario, y dando orden en qué puede esperar un poco. Al final, nos sentiremos satisfechos y contentos de haber logrado algo propuesto.